Guerra abierta a los empastes con mercurio: la UE fija su prohibición para 2025

«Es una medida arriesgada», apuntan los odontólogos, que aseguran que no son perjudiciales.

En España la amalgama de plata esta en desuso, pero sigue siendo una opción al alcance de pacientes con caries y bajos recursos

Es habitual observar en la dentadura de una persona adulta una especie de mancha negra u oscura sobre la corona de una muela. Pese a lo que se pueda pensar, no es una caries, sino el remedio que se práctica desde hace más de 150 años para tratar los pequeños agujeros que provoca en el tejido dental una de ellas. 

A esta aleación se le llama comúnmente empaste dental, pero en odontología prefieren referirse a ella como amalgama de plata. 

Consiste en una mezcla de dicho material con zinc, estaño, cobre y mercurio, el responsable de que la amalgama con el paso del tiempo se oxide y adquiera una tonalidad negruzca.

El factor contaminante para el medioambiente de este elemento químico está más que demostrado, pero a la hora de estudiar los riesgos de exponer al ser humano a pequeñas cantidades, se levantaron ampollas y se generaron opiniones enfrentadas. Finalmente, las distintas investigaciones científicas evidenciaron riesgos, y provocaron que en julio de 2018 se prohibiera como medida preventiva el uso de las amalgamas dentales en menores de 15 años y embarazadas. Ahora, la Unión Europea ha decidido dar un paso más allá, un ultimátum: a partir del 1 de enero de 2025 no se podrán usar en ningún paciente empastes dentales que lleven mercurio. «No podemos tolerar los posibles riesgos para la salud cuando hay otras soluciones disponibles», señaló el comisario de Medioambiente europeo, Virginijus Sinkevicius, en un comunicado a principios de febrero.

El argumento fundamental que presentaba radica en que la amalgama, con el paso del tiempo, el contacto con bebidas calientes o incluso el padecer bruxismo, puede provocar la liberación de pequeñas cantidades de mercurio que penetran en el cuerpo del paciente cuando inhala o traga saliva. La intoxicación se produce de poco a poco, por lo que la persona no presenta signos hasta que ya ha pasado mucho tiempo y el daño ya es inevitable. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también califica las amalgamas de plata como potenciales fuentes de mercurio tóxico. No obstante, puntualiza que eso no significa que la toxicidad se acabe manifestando.

Autismo a causa de un empaste

En nuestro país la amalgama de plata está en desuso, sustituidas por empastes de composite, un material sintético hecho con resinas. Sin embargo, la decisión de dejar de usarlas ha generado debate porque la amalgama de plata es la mitad de barata que el composite, y también más duradera. «Aunque en España casi no se utiliza, los odontólogos somos partidarios de la reducción gradual del uso de amalgama dental, pero no su eliminación prematura, ya que supondría un impacto perjudicial en la salud y el bienestar de los países más desfavorecidos», apunta el doctor Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas de España.

En algunos estudios se barajaba incluso la hipótesis que las madres que contaran con estos empastes podían dar a luz a niños con autismo, algo que el doctor niega rotundamente: «No hay relación causa y efecto demostrable, como tampoco la hay de intoxicaciones de mercurio por las amalgamas, y existen intervenciones realizadas hace más de 30 años».

Sobre si sería necesario retirar los empastes en pacientes aparentemente sanos, indica que sería más peligrosa la extracción que mantener el empaste sobre la muela: «La liberación de mercurio desde las amalgamas es mínima, siendo el momento de mayor exposición cuando se colocan o se retiran. Las ya colocadas no deberían sustituirse, salvo que estén defectuosas y se requiera un nuevo tratamiento», detalla el doctor.

Asimismo, insisten en que se debería potenciar los programas de prevención en salud dental, con el objetivo de «reducir la carga de patología dental y, de esta forma, contribuir a que sean necesarias menos restauraciones en general, y de amalgama en particular».

Prórroga hasta mitad de 2026

La UE, consciente de su precio más asequible —alrededor de 60 euros— ha indicado que realizará excepciones para que ciertos países las puedan seguir utilizando hasta el 30 de junio de 2026 en personas con bajos ingresos. Cabe destacar que solo en Europa se usan 40 toneladas al año para empastes dentales, una cifra que Bruselas busca que se reduzca lo antes posible.

«Eliminarlas de facto es una medida arriesgada, ahora hay tres mil millones de personas con caries y la cifra no dejará de aumentar, es la enfermedad más extendida en el mundo junto con el resfriado común», comenta Castro, que añade que tanto el consejo dental como el FDI (Federación Dental Internacional) solicitaron en 2022 que la amalgama de plata se tenía que seguir utilizando en países subdesarrollados.

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